- ¿Y el dolor?
- Desaparecerá.
- Estaba asustada. Pero usted... es un buen hombre. Adiós.
- ¡Se marcha!
- Sólo puedo darle consuelo.
- Dijo qué era usted un buen hombre. Luego lo sabe. Es una vieja listísima. ¡Hablará de usted!
- ¿Cómo?
- Usted es un curandero. Puede curar.
- ¡No puedo! Yo sólo miro y digo lo que veo".
El hombre con rayos X en los ojos (1963) - Roger Corman