"- Bueno, soy tu mujer, y la mujer tiene derecho a hacer preguntas.
- Y el marido tiene derecho a ser reservado. De todas formas te revelaré uno de mis secretos, uno de los que tengo más guardados. Poseo la habilidad de besar a una mujer sin tocarla.
- ¡Oh, no seas crío!
-¿Es qué no me crees?
- No.
- Te apuesto un chelín.
- De acuerdo, acepto la apuesta. A ver, demuéstrame ese milagro.
- Será un placer ... ... ... ¡Ya está!
- Pero me has tocado.
-Oh, entonces he perdido. Toma tu chelín. Ese beso valía mucho más de un chelín".
"- Ah, ¿qué tal, padre, te estás divirtiendo?
- Yo nunca me divierto, sólo experimento mayores o menores grados de tedio. Eso es.
- ¡Oh!"
La obsesión (1962) - Roger Corman
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