sábado, 30 de enero de 2016 0 comentarios

"Nadie me dijo cuánto tiempo estuve congelada"

"- Tal vez un año, tal vez veinte. Ahora el tiempo es algo subjetivo. Cada uno decide en su mente cuando amanece, o cuando la luz se desvanece. Después de algún tiempo, probablemente se te olvida el calendario. Nueva York se ha convertido en una ciudad de jardines suspendidos hasta el cielo. Los locos colores te embriagan, las personas son muy hermosas, jóvenes y radiantes. Resplandecientes de serenidad, de belleza, de sexualidad.
- Ya no hay ego. La química nos ha liberado. No hay ni ego, ni competición, ni violencia, ni guerra, ni fuertes o débiles, ni secretos. Cada uno es... lo que es. Cada uno es lo que quiere ser. Y mientras que ellos consumen su nueva personalidad, emiten por el aire feromonas que tu mente traduce en imágenes.
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- ¿Y si no quiero participar en esta fiesta química?
- Entonces te darás cuenta muy pronto de que no puedes, porque no formarías parte de este mundo.
- ¿Y dónde estaré?
- En el otro lado.
- ¿Qué hay al otro lado, Dylan?
- La verdad.
- ¿Y quiénes están del otro lado?
- Los que no han franqueado el paso, quienes no participan de la fiesta química. Y, por supuesto, todos los que gestionan este mundo que ves.

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- Sabía que usted nunca cruzaría al otro lado.
- Oh, que no te impresione tanto que todavía ande por aquí. Estar de este lado de la verdad no es tan valiente.
Bien, Robin, nada ha cambiado de hecho. Antes, enmascarábamos la verdad con antidepresivos, drogas que la disimulaban, mintiendo. Ahora reinventamos la verdad. No es una gran diferencia. Las drogas han mejorado mucho.
- ¿Y no hay otra opción?
- La única elección es esperar la muerte aquí, en esta infecta verdad, o alucinar en el otro lado. Quizá se está mejor allá, soñando".

viernes, 22 de enero de 2016 0 comentarios

El dolor de estar tan solo como deseas


jueves, 14 de enero de 2016 0 comentarios

"La sobriedad, una sabiduría ancestral"

Pierre Rabhi

"Siempre me ha resultado difícil definir y describir la sobriedad tal y como la siento desde hace muchos años. Hacer de ella una opción de vida ya es mucho, pero está lejos de revelar su sutilidad. Puede considerarse una postura deliberada para protestar contra la 'sociedad de consumismo'. En este caso, se trata de una forma de resistencia declarada ante el consumo excesivo. Puede justificarse con la necesidad de contribuir a la equidad en un mundo en el que cohabitan la sobreabundancia y la miseria. El mundo religioso ha hecho de ella una virtud, una ascesis. En realidad, en cierto modo es todo eso, pero va más allá. No encuentro nada mejor para explicarla que el pequeño relato completamente verídico que sigue a continuación.
...
Los jóvenes labradores están de fiesta, invaden la plaza del pueblo, se colocan alrededor de un anciano agachado sobre un lienzo, con sus ropas de pobre y la espalda apoyada contra el muro de su cabaña de tierra ocre. Es un hombre hermoso, no porque tenga rasgos finos, sino porque su arrugado rostro, adornado con una barba blanca, muestra una extraordinaria serenidad, a la que su ceguera da aún más profundidad: vive del silencio y la meditación. El hombre está, en cierto modo, cerrado sobre sí mismo. Es nobleza encarnada, que de vez en cuando agita un abanico en la tibieza y el torpor de un tiempo que parece inmóvil. Los jóvenes campesinos se comportan con una deferencia y un respeto apropiados ante aquel que pronto va a unirse a los ancestros, vivir en otro lugar, pero siempre conservando el vínculo con los que viven en el mundo ordinario. Una vez que el anciano ha manifestado que está dispuesto para la escucha, que ha salido de su templo secreto, uno de los jóvenes campesinos toma la palabra y dice: 'Maestro, venimos a anunciarte una buena noticia. La cosecha, este año, es buena. La tierra ha sido generosa gracias a la generosidad del cielo, que la ha colmado lo suficiente con su benevolencia. Estaremos tranquilos hasta la próxima cosecha'. El anciano manifiesta su alegría con un pequeño grito y dice: 'Mostremos gratitud a la tierra y al cielo que la fecundó. Yo, como vosotros, también me alegro'. Transcurrido un tiempo de silencio, los jóvenes vuelven a tomar la palabra: 'También tenemos que decirte que el polvo de los blancos con el que hemos alimentado la parcela al este del pueblo ha permitido obtener el doble de cosecha. Hace más efecto que el estiércol y nos da esperanza'. El viejo guarda silencio durante largo tiempo, como sumido en la meditación que lo lleva a su capilla interior. Los campesinos están un poco desconcertados por la falta de entusiasmo del anciano. Por fin toma la palabra: 'Hijos míos, no sé de qué está hecho ese polvo, pero parece agradar a Dios si tiene un poder tan beneficioso sobre la tierra y, por lo tanto, sobre nuestra propia vida. Además tendremos otra ventaja, ya que permite cosechas abundantes, según habéis constatado: a partir de ahora podremos contentarnos con cultivar sólo la mitad de nuestras parcelas, o puede que incluso menos, si Dios quiere. Nuestro esfuerzo será así más liviano. En cualquier caso, mantengamos la mesura de las cosas para que la satisfacción siempre pueda habitar nuestra alma. Y si nuestras necesidades se ven cubiertas en exceso, no olvidemos a aquellos que no consiguen satisfacer las suyas, porque Dios da para que demos.
-
¿Qué sentimiento o intuición -surgido de la profundidad de una sabiduría milenaria- otorga ese espíritu de moderación que expresa su belleza con un 'esto basta'? ¿Qué sentimiento hace que, al mismo tiempo, venga a nosotros esta gratitud que, floreciendo en lo más profundo de nuestro ser, da la plenitud de su valor a todos los presentes de la vida y confiere a nuestra presencia en el mundo una ligereza singular, la de la sobriedad tranquila y feliz?"

Hacia la sobriedad feliz (2013) - Pierre Rabhi

miércoles, 6 de enero de 2016 0 comentarios

Kunga Legpa


"Encontré una biblioteca que se convirtió en mi Lama,
y le rogué que me guiara por la vía de la síntesis universal.
Integrando todas las experiencias,
he obtenido el buen karma de percibir la pureza en cada forma".





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