"Recibe este nombre el fenómeno de ver caras o formas de cosas en las nubes o el fuego. Seguro que usted también ha sido protagonista de visiones de este tipo más de una vez.
El fenómeno psicológico responde a la tendencia del ser humano a organizar en estímulos que tengan sentido las cosas que ve.
A los humanos nos cuesta mucho ver formas aleatorias (o escuchar cosas en otros idiomas) sin buscar un significado, algo que nuestro cerebro reconozca. Allí donde solo hay una mancha, una sombra o una rugosidad, el ser humano ve una forma o un rostro, dependiendo de la imaginación del ojo que lo ve. Porque, donde no hay orden, nuestra mente lo instala, pues nuestro cerebro siempre está buscando clasificar y ordenar.
Cuando percibimos algo, no solo lo hacemos objetivamente a través de los ojos y los oídos, sino que inconscientemente creamos patrones que nos permitan identificar lo que observamos y darle un sentido.
Pero cuidado, percibir formas y expresiones concretas a partir de estímulos ambiguos puede jugarnos malas pasadas y hacernos ver y oír cosas que no existen".
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