miércoles, 18 de septiembre de 2013

"Ésta es mi extraña historia, en la que un sueño se convirtió, cuarenta años después, en realidad"

Todo lo que puedas ver, transeúnte
es el trabajo de un campesino
quien, a partir de un sueño, creó
la reina del mundo
Yo quise demostrar lo que
la voluntad puede conseguir
1879-1912
10 mil días
93 mil horas
33 años de esfuerzo
Si hay alguien más obstinado que yo, que se ponga a trabajar.


Texto: Ferdinand Cheval
(fragmentos recogidos de distintas fuentes impresas y electrónicas transformados en declaración)

"Hijo de campesino, campesino, quiero vivir y morir para demostrar que en mi categoría también hay hombres de genio y energía. Durante 29 años fui cartero rural. ¿Qué más hay que hacer cuando uno está recorriendo constantemente la misma senda, salvo soñar? Para entretener mis pensamientos, construí en mis sueños un palacio maravilloso en el que todos los estilos de todos los países y de todos los tiempos estuvieran reunidos y mezclados. Había construido, un palacio, un castillo o grutas. No sé bien cómo explicarlo, pero era algo tan bello, tan pintoresco, que diez años más tarde todavía estaba grabado en mi memoria.
Resultó que, al cabo de 15 años, cuando ya casi había olvidado mi sueño y no pensaba en él ni por casualidad, mi pie me lo hizo recordar. Mi pie había chocado con un obstáculo que casi me hizo caer. Mi obstáculo fue una piedra trabajada por el agua y endurecida por la fuerza del tiempo que presentaba una escultura tan rara que ningún ser humano podía imitarla. Quise examinar más de cerca la piedra con la que me tropecé: su forma era tan extraña que la recogí y la llevé conmigo. Al día siguiente regresé al mismo lugar y encontré más piedras hermosas que, reunidas allí, parecían muy bellas y me llenaron de entusiasmo. Entonces me dije a mí mismo:
- Como la naturaleza me proporciona esculturas, me convertiré en arquitecto y albañil. He aquí mi sueño. ¡Manos a la obra!
A partir de ese día, recorrí las quebradas, las colinas, los lugares más áridos. Mi recorrido como cartero era de más de 30 kilómetros al día y caminaba decenas con mi cesta llena de piedras, en la espalda, lo que representaba unos 40 kilos cada vez... Hacía pequeños montones de piedras y por la noche, con mi carretilla, regresaba a buscarlas.
Rápidamente las lenguas empezaron a moverse en mi ciudad natal y sus alrededores:
- Es un viejo loco que llena su jardín con piedras.
Yo mismo estaba de acuerdo con aquellos que me llamaban loco, demente. No era albañil, nunca había tocado una paleta; ni escultor, no conocía el cincel; de arquitectura, ni hablar, nunca la había estudiado. No le decía nada a nadie por temor a que me ridiculizaran y yo mismo me sentía ridículo. Pero en ocasiones, personas extranjeras quedaban maravilladas [...] habían permitido dejarse llevar por un sueño fantástico cuyas fronteras se encuentran más allá de los límites de la imaginación. Entonces me reía, este tipo de locura era contagiosa pero no peligrosa, y como consecuencia de ello, no me parecía útil ir a buscar a un doctor de la mente. Estaba entonces libre para dedicarme a mi pasión, a pesar de todo".

Photographe

"A los visitantes, [...] les cuesta creer lo que ven sus ojos; necesitan el testimonio de los habitantes de aquí para convencerse de que un solo hombre pudo tener el coraje y la voluntad para construir una obra maestra como ésta. Todos se van maravillados, diciendo: Es increíble, es imposible".

Tiene que verse para creerse. Un largo camino del sueño a la realidad.
Feliz el hombre libre, bravo y trabajador. El sueño de un campesino.
Para un corazón valeroso, nada es imposible.
Cualquiera que sea su edad, lo que usted desee lograr, si es valiente, persistente y trabajador, puede estar seguro de tener éxito.

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