"Él asintió vivamente con la cabeza, pero continuó caminando con gesto impaciente.
-Tengo cosas que hacer -dijo.
Agathe hizo un nuevo intento.
-Pero si no estás haciendo nada. ¿Qué es lo que tienes que hacer?
Entonces él se detuvo delante de ella y, de lo más hondo de su pecho, salió esta única palabra:
-Pensar".
El buscador de almas (1919) - Georg Groddeck
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